PRÓLOGO
Este año 2020 el mundo dejó de ser el que era. Grandes potencias económicas primero, y luego todos los países del mundo, se han visto comprometidos en su salud individual y colectiva por la aparición repentina de un virus de alta contagiosidad y propagación.
Esta situación llamada Pandemia Covid19 ha generado numerosas y disímiles respuestas de los Estados para hacer frente a tamaña magnitud de propagación de la enfermedad.
Cuarentenas estrictas, cuarentenas inteligentes, sin cuarentenas han sido algunas de las respuestas a nivel de los países. Grandes Instituciones del ámbito de la Salud han intentado dictar caminos, con más o menos aceptación del mundo y con numerosas críticas por su actuar lento e incluso de baja calidad académica. Se terminaron los grandes referentes en temas sanitarios, todo es discutible.
Sólo una cosa era clara en ese panorama incierto: los Servicios de Salud no estaban preparados para la magnitud del problema en ningún país del mundo, ni pobres, ni ricos, ni industrializados ni en vías de desarrollo. Cada uno, en ese afán individualista que primó al principio, intentó salvarse como pudo.
La ciencia no hizo lo mismo, no cerró fronteras, sino todo lo contrario. La mayoría de las instituciones o revistas científicas del mundo pusieron a disposición de los usuarios enlaces gratuitos para todos los temas pertenecientes a Covid19, solidarizando la información para que todos los países tengan insumos científico-tecnológicos en los cuales poder basar sus políticas de salud. Esto ha sido un logro jamás visto.
También el mundo de las redes sociales ha hecho su colaboración para socializar la información, y así pudimos ver qué sucedía en otros países que empezaron a sufrir la Pandemia antes que nosotros, aprender de los errores y aciertos de otros.
Argentina, con sus medidas de cuarentena estricta, logró preparar a su Sistema de Salud, desfinanciado por años, más o menos aceptablemente para que, si los casos se daban de a poco, la respuesta a la pandemia fuera de calidad y efectiva para los ciudadanos. Y en esto quiero destacar fundamentalmente al Recurso Humano en Salud de este país, solidario, responsable, de alta calidad académica, que se convirtió en el principal protagonista de la lucha contra el Covid19.
Todas las medidas que protegieron a los ciudadanos fueron, de a poco, minando la economía, ya de por sí precaria, del país. Desempleo y pobreza serán una secuela más de esta pandemia.
Es difícil imaginarse el fin de esta historia, pero mirando un poco para atrás, tal vez el escenario más parecido sea el que se generó luego de la caída de la bolsa de Nueva York en la década del 30, con desempleo, pobreza, incertidumbre y todas las características de una crisis socioeconómica mundial.
Espero sinceramente que la enorme cantidad de Instituciones y Organizaciones no gubernamentales de este país y del mundo puedan tejer las redes interinstitucionales necesarias para contener y disminuir los efectos devastadores de esta pandemia. Y por supuesto también espero con ansias que el Estado Argentino se ponga también al frente de estas acciones que deberán realizarse pronta y oportunamente, y que para ello también consulte a las ciencias, a la enorme cantidad de científicos altamente capacitados de nuestras Universidades y Centros de Investigación para que, entre todos, logremos un final de pandemia que garantice derechos y minimice sus efectos.
Andrea I. Mariño
Departamento de Ciencias de la Salud – UNS
DOCUMENTO COMPLETO: https://iiess.conicet.gov.ar/images/DDT/DocColectivoII.pdf